Reflexiones

“Bautizar: Poner nombre a algo.” Diccionario de la Lengua Española RAE BAUTIZOS Por Gustavo Cano En el principio nada tenía nombre, pero eso de decirle “chunche” o “babosada” a cualquier cosa finalmente hartó a la raza humana y se le empezó a poner nombre a las cosas… que ya piedra, que golondrína, que mujer! Y así subversivamente. Los hombres y las mujeres estamos llamados entonces a darle el nombre que le corresponde a cada cosa, tenemos ese poder que con palabras podemos dignificar o denigrar no solo a animales o cosas, sino que principalmente a personas.  Por ejemplo me ha resultado particularmente molesto cuando he sido testigo de cómo algunas madres que traen a sus hijos con ellas a vender al mercado, niños de la más tierna edad y que tienen además nombres sonoros (muchos y muchas de ellas) como Messi, Junior, Shakira! Pero en lugar de usar sus nombres de pila, les llaman burro, tonto o cosas peores; adosado a un sopapo o coscorrón. Sin lugar a dudas esta

DEBER CUMPLIDO (mensaje al finalizar la campaña) Por Gustavo Cano Estoy feliz de llegar a este momento en el cual culminamos un largo recorrido por la basta geografía de este municipio huehueteco al que podemos amar, no porque sea muy rico o muy pobre, muy grande o muy chicho, muy sabio o muy ignorante, sino que por la simple y llana razón de que es el único lugar del mundo que podemos llamar tierra nuestra. Y además de feliz, orgulloso, porque nos hemos podido encontrar con miles de hermanos y hermanas; amigos y amigas; en quienes pudimos encontrar la sonrisa franca de quien se encuentra con un compañero de faena, del trabajo marcado para ganarse el sustento y prodigar progreso y paz a los hogares donde corretean los frutos del amor. Inclusive este camino se ha cruzado con el de los contendientes a quienes felicito por la tarea realizada, aún a aquellos que faltos de ideas orquestaron una campaña de difamación y destrucción de nuestra poca propaganda. Sin embargo pesa

“La gloria de Dios es la vida del hombre” San Irineo . Justicia Social Por Gustavo Cano Romeo llamemos a este hombre, tiene treinta y tanto años, fue deportado de los Estados Unidos y llegó a Guatemala sin un quinto entre la bolsa, o sea, vino más pobre de cómo se fue. La casa de sus padres, en donde vivían con su mujer, se la quitaron los coyotes como pago de la deuda que les tenía. Y su mujer dejó en la casa de su madre (su suegra) a los tres niños que tienen, ella se fue con uno de los coyotes, dicen. La infancia de Romeo no fue fácil, sus papás le mandaron a la escuela hasta el tercer año, y de ahí pues tuvo oficios varios, pero más se dedicó a vender en el mercado. En estos ambientes de la calle, se fue relacionando con gavillas de menores con las que compartían los mismos problemas.  En algún momento se metieron en problemas porque los inquilinos los fueron identificando en pequeños hurtos, riñas callejeras y escándalos de diferentes calañas. Un día de tantos

“La primera y más simple emoción que descubrimos en la mente humana es la curiosidad” E. Burke NOVEDAD / CONTINUIDAD Por Gustavo Cano Al cuarto año de la escuela primaria llegó un nuevo niño. Al principio todos quisimos conocerlo, luego todos quisimos evitarlo: porque hablaba distinto, pensaba distinto, actuaba distinto a nosotros. El niño en cuestión venía de la capital, así que a él, de seguro, también le parecíamos unos bichos extraños. Con el tiempo, gracias a la buena mediación y orientación de nuestro profesor, se integró plenamente a nosotros ¿o nosotros nos integramos a él? Personalmente yo aprendí mucho de este niñito citadito, que era además de muy listo, muy instruido; al menos para nuestros parámetros. Dada mi naturaleza competitiva, pronto me puse a la par de él. Su venida fue para mí una ganancia, no solo en amistad (la cual perdura hasta el día de hoy a pesar de la distancia y los caminos diversos que hemos tomado) sino en que muchas de sus virtudes me r