BLANCA NAVIDAD TROPICAL


BLANCA NAVIDAD EN EL TRÓPICO

Por Gustavo Cano

Diciembre de 1983.

Que blanca amaneció la pepita de mango esta mañana, ¿ya te diste cuenta?  -Si hermano, pero desde tu terraza la vista es impresionante de estos altos, azules y hoy ¡nevados montes! Sobre este fondo azul intenso y la luna llena todavía visible, es de postal… Decía la abuelita que esto se ve cada cien años, así que sería bueno que sacaras tus pinceles. – Mejor la cámara mano porque ya me tiembla el pulso, además mi arte pictórico no pasa de encalar mis arbolitos. Pero fijate que ahora me creo más la historia de mi suegra que cuenta que mozos traían de Xemal maquetas de hielo para vender, que traían sobre las espaldas. ¡Burro! la lucha por la vida sí que no ve límites. –Es cierto, Huehuetenango ha avanzado mucho, antes se veían muchas gentes descalzas, hoy en día, gracias a Dios y al esfuerzo de los paisanos, eso ya no se ve. Pero bajemos ya vos que si no se enfría el desayuno y no sea que por andar abriendo la boca con estos paisajes invernales se nos desbarranque uno de estos patojos y no alcancemos a ver ni el deshielo de este glaciar ni mucho menos a su sucesor, que ya sabes lo que dice papá: nos tocan 120 años de peregrinación por esta santa tierra…

Y te enteraste de los bombazos que se tiraron esos del IRA y el ETA en estos días, se volaron un puño de gente esos babosos. –Ay manito eso no es nada con lo que me contó un mi amigo de Nentón, dice que a tiempo salió de Chaculá cuando empezó el bombardeo por aire y tierra, al inicio dice que pensó que era sobre esta finca pero no, fue sobre la vecina San Francisco, no dejaron piedra sobre piedra. –Shhh las paredes tienen oídos y con este ungido que tenemos ahora, mejor machete estate en tu vaina. No enturbiemos las fiestas. Pero eso fue este año vos? –No parece que fue a mediados del año pasado…
Y con los regalitos ¿cómo vas? Que la prole cada día crece y la tarea también.  –Pues por ahí vamos.

Este es el dialogo que me interesa, dije a mis adentros; así que ha aguzar la oreja.

Pero con eso de la tele y la radio, los patojos están muy despiertos, malaya esos tiempos cuando el regalo de navidad era una manzana de San Juan Ixcoy o una naranja de Colotenango, o cuando de plano la fiesta tronaba duro unas maniitas de Ixtahuacán, ¿te acordás? El flaco, aguantá, un ¡Mazinger Z quiere! – Y eso ¿qué es vos? –Un robot de una caricatura, dicen. –Y ¿lo encontraste? –Pues uno parecido, me dijo el vendedor. – Y vos sabes ¿ cómo es ese Z? –Nee pero el vendedor me dijo que era chino, color azul marino con pantalla planetaria igualito al de la caricatura china esa. –Mmm… a mí se me hace que te dieron gato por liebre, porque esos dibujos no son chinos ¡sino japoneses!

Se me partió el corazón  al saber que mi primer pedido al polo norte se extravío por la ruta de la seda, pero bueno, el viejo había hecho la lucha, así que eso tenía su mérito, el 24 a las merititas doce pondré cara de papo y saltaré de emoción como que si nada, de todos modos si me tiro un berrinche ahora ya con nueve añotes, fácil me gano un par de cuerazos bien asentados y para la navidad no es buena idea.

La abuelita anda diciendo que ya estamos viejos y que el tiempo de los jueguetes llegó a su fin, así que este año tendremos mi hermano y yo, regalos acorde a nuestras edades. No estoy seguro, pero tenía la idea de que sería algún calzoncillo o sweater, o jabón  o ¡loción! ¡Que decepción! Pero aunque la mala nueva que le escuche a mi papá, me desconsoló, también me alegró pues, ¡siempre recibiría  juguetes!
¿Qué me regalaría mi madre?  Y ¿mi abuelita?

No hay más remedio que hacer un cateo tan riguroso como secreto, para averiguar que me trae el famoso Santa. Aunque me advirtieron también que este año he estado un poco malcriado. ¡Qué injusticia! solo porque le saque a mi hermanito un diente de una trompada, sin querer… sin  querer sacarle el diente pues, porque la trompada la tenía ganada, además de un revolcón que nos dimos con un compañero de la clase solo porque le dije como mil veces monito de circo, ni que le hubiera dicho monito de selva  o monito salvaje o saraguate a secas y porque encerramos en el armario a mi hermana, por su bien fue disciplinada, ni que le hubiéramos azotado o algo así… ni modo a ver qué averiguo.

-Flaco, vos y el chaparro se vienen conmigo, vamos al mercado. –No Mamabuela, yo tengo mucho que buscar, digo hacer, que se vaya solo el chaparro, ese es bueno para cargar. –Que no, ni que indiaenvuelta, agarren una canasta cada uno y nos vamos, urge. Te recordás que tenemos que traer unas patas de gallo, un poco de musgo y barba de viejo, el cibac y las hojas de maxan, unas pascuas para ir a adornar a mis papás al cementerio, una papaya, una piña y coco para el caliente, una tira de manzanilla y pino; al menos eso, si hace falta algo, pues nos regresamos, así que atentos y ojos bien abiertos porque en estas fechas pululan los rateros. –Hablando de hojas de maxan viejita linda ¿qué me regalará para esta Navidad? –Mirá yo creo que a como te  has portado este año, solo llegarás a botones. –¿A botones? ¿Como así abuela? –Abuela será la gran flauta, más respeto mocoso. Y sí, botones para la boca de los preguntones, jaja. Dejate de sandeces y vamos…

-Ya hurgué la casa de cabo a rabo y no he tenido suerte con el regalo de la mamabuelita vos enano, porque de la mami, cabal cuando me mandaron con la primer canasta del mercurio me la caché saliendo de ahí con el sastre el viejon aquel que nos midió el otro día, me las pesque en el aire y le dije al maistro que iba a tallarme, a lo que el ingenuo contestó: -Nene si los saquitos a cuadros ya se los llevó mi comadre. Chaparro, esta navidad estará pobre de juguetes.   Además vos también mala onda, no ayudás, ni siquiera a echar aguas, ya ves que por poco me descalabro por andarme trepando en  la cómoda de la abuela, esa que decía papá que pensó que estaba llena de pisto y resultó que solo naftalina y trapos viejos traía, eso sí, maciza como un roble y pesada como el diablo. –Vos que sos un burro y shute, quien te manda andar revolviendo el canasto, si me desternille de la risa cuando ibas para el suelo, fácil me canto si hubieras tronado a sapo viejo, lástima, tal vez te haces la campaña el otro año. Jeje -Mira sarandajo no te doy uno solo porque son días santos. Pero ni modo, vos también te jodiste mijo, porque tampoco tenés idea de que jodidos nos regalará la viejita. –A mi me vale carbón pintado, lo calidad es juntarse con toda la familia, comer un rico tamal de la abue, hacer el nacimiento, ir por el árbol, sacar los adornos navideños del tapanco, rezarle un cacho al Niñito y de ajuste hasta unos juguetes… paciencia piojo que la noche es larga. –Y re larga mano, a qué hora dan las doce, peor que anoche de la pura inquietud no pegue un ojo, me la eche de claro en claro. Ya me estoy quedando en brazos de morfeo.  –O la gran mano, encima de todo, hueco, paquetecuetes! Jeje –Hoy si aunque sean días santos, te voy a dar un tu riataso mico pisado, no corrás!!

-Despertá güevón, no ves que ya mero son la doce. –Hijueyegua ya se estaba pasando la hora, vamos.

-Felicidades mijo, que Dios te bendiga y te portés bien. –Gracias mamá, pero portarse bien uno siempre, no se puede. Jeje –¡Ay! Dios que me de  paciencia. Tené con este regalito quedarás bien chancle, ya verás.  –Gracias mami, mire de verdad que me gusta este saco verde a cuadros, parezco gnomo irlandés, pero en verdad me gusta. Está tuanis.  –Feliz navidad mijo, ojala le guste este su regalo. –Gracias papá, que bonito robot, es como una cafetera con ojos y pantalla planetaria, pero está bonito, ya con las baterías puestas hasta habla el condenado chino. Y usted abuelita no me va a dar mi regalo. –No mijo, primero voy a encomendarle al Niñito que poco a poco vaya conquistando tu corazón y el Emanuel, el Dios con nosotros, siempre esté con vos, porque la vida es linda pero es jodida. Y aquí está tu regalo.

Que regalo más chiquito, planito, de plano que si me porté mal este año. –Abuela y ¿esto qué es? –Mijo lindo, para burro no se estudia, abrirlo y verás –Oh ¡un libro! Recuerdo Navideño por Truman Capote y ¿vos chaparro? –Un libro también Cuento de Navidad por Charles Dickens.
---
Diciembre de 2013
Aún recuerdo los pasteles que describe Capote en su cuento navideño, tal vez porque esta víspera ha estado corrida y no he comido bien y los fantasmas de las navidades pasadas aún son bienvenidos. Mi madre me baja de la nube en la que andaba: –Mijo vamos con tú dulcinea a dejar las flores a tu papá y abuela y de paso a por los tamales.


¡Feliz Navidad!

Comentarios

Entradas populares de este blog

HOJA DE VIDA GUSTAVO CANO

María Elvia

20S