COOPTACIÓN

“Luchar contra la corrupción es luchar por la vida digna de todos los ciudadanos” Iván Velázquez.

COOPTACIÓN DEL ESTADO

Por Gustavo Cano

En los últimos días hemos estado oyendo este término: cooptación, mismo que nos resulta desconocido, raro o al menos confuso. La palabreja esta se utiliza para designar una técnica para nombrar a las personas que ocuparán cargos vacantes en determinadas instituciones, en donde únicamente cuentan los criterios de quienes tienen la capacidad de nombrarles y no los razonamientos o perfiles de otros agentes que no tengan ese poder.

Pero acá se ha puesto de moda, en virtud de que el Ministerio Público y los medios de comunicación han llamado así a un nuevo escándalo de corrupción a gran escala; protagonizada por el ex presidente del Partido Patriota Otto Pérez Molina, que sería quien encabezaría una extensa red de corruptos y corruptores, que se organizó alrededor y dentro del estado, con el fin último de enriquecerse desmesuradamente en detrimento, como no puede ser de otra manera, del bien común del pueblo de Guatemala. Se le llamó así, supongo, porque el ex presidente asociado a su ex vicepresidenta, fueron adjudicando puestos y contratos claves tanto en el gobierno como en el sector privado a personas no solo afines, sino que dispuestas a participar del saqueo del erario nacional.

El trato era simple: vos me das y yo te doy. Por ejemplo: te pongo en la aduana, si de impuestos son cien, cobrá ochenta, veinte para el estado, veinte que te queden y cuarenta me das. Querés la concesión del puerto, bueno dame mil. Querés hacer la calle, bueno dame mil. Querés vender medicinas al hospital nacional bueno dame mil. Querés que ponga mi pisto en tu banco, bueno dame mil. Querés que pague anuncios en la radio y la televisión, bueno dame mil.  Y de esta manera, incursionando en casi todos (o todos?) los grandes (y pequeños?) negocios que el estado hacía con proveedores de productos y/o servicios se ha contabilizado a la fecha un enorme saco de unos mil millones de quetzales, que ocuparía más o menos el mismo espacio que unas diez estufas de cuatro hornillas, eso sí en puros billetes de Q100. Lo que se sabe hasta ahora.

¿Es ésta práctica nueva? Seguramente que no. ¿Es algo que no se sabía? Seguramente que no. ¿Es algo exclusivo de los presidentes? Seguramente que no. Y ¿Qué hacemos como ciudadanos ante esta debacle? ¡Alcahuetearlos!

Pues sí, muchas veces he escuchado, desde hace mucho tiempo la frase, refiriéndose a las autoridades: “Esta bueno que roben, la cosa es que hagan algo”. Por eso votamos por los malos, o dividimos el voto de los buenos, para que sigan los malos.

Una de las sindicadas, le dijo al juez contralor de estos complicados y apestosos casos: “Ud. es la esperanza de todos”. Y más razón tiene aún ésta imputada, como ratera del bienestar público, si pensamos que el gran juez es el pueblo. Ojalá que nuestra condena haga que asumamos la responsabilidad que en este sistema fallido tenemos.


Finalizo con esta demanda, aparecida por vez primera en la revolución del 44: ¡Restitución de lo robado a la nación!

Caso Cooptación. Foto Prensa Libre. E. Bercian.

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