CASA NUEVA
“Por cima de
todos los individualismos, tú eres, pueblo guatemalteco, el árbitro y señor de
tus destinos, y de ti depende únicamente que este esfuerzo inicial resulte
fecundo y duradero.” Alejandro Córdova.
Casa Nueva
Por Gustavo Cano
En un caluroso día de verano por allá en los agitados años
treinta del siglo pasado, el “huehueteco”, como le llamaba alguno de sus amigos,
inauguró su residencia a la que llamó Chalet “Las Gardenias”, al sur de la
ciudad capital. Bordeado por estas albas flores, que abundaban en el jardín,
este insigne periodista se dirigió a sus ínclitos amigos en estos aproximados
términos: “amigos: aspiro tan solo a ser reconocido como obrero surgido del
seno de la patria, para llevar con ella el peso formidable de la vida, dando
forma material a sus juicios, vigencia y validez a sus derechos, celeridad a su
progreso, fácil cause a sus anhelos; y llegar al final de la jornada al
descanso en la nube de mil gardenias… bienvenidos a su casa”.
Corrían esos años difíciles de la dictadura de Jorge Ubico,
en donde para sobrevivir, el periodista debía irse adaptando con habilidad en
el complejo juego de informar-ocultar. Pese a todo el periódico “El Imparcial”
se convirtió, bajo la dirección del nacido en Huehuetenango en 1888: Alejandro Córdova, en el más
importante de la Guatemala de esos años, contando con colaboradores tan
importantes como: Miguel Angel Asturias, César Brañas, Barba Jacob, por
mencionar unos.
Los poderosos para mantener las cosas sin movimiento, para
seguir detentando el poder político y económico, y no sufrieran el desmedro de
sus posiciones y capitales, emplearon la estrategia de volver el país una isla,
que no tuviera información ni formación. Entre menos se supiera del mundo y las
nuevas corrientes y movimientos que se iban consolidando, mejor. Sin embargo,
el caudal informativo que surgía de la rotativa de El Imparcial no podía parar.
Aunado esto, a la formación académica que las juventudes recibían en la
universidad y los institutos, que poco a poco iba permeando grandes gremios
especialmente el de los maestros; se fue gestando en el ideario colectivo la
necesidad de dejar la vieja casa y construir una casa nueva.
Federico Ponce Vaides, presidente provisional en sustitución
del defenestrado Jorge Ubico, pronto se dio perfecta cuenta que una de las
vertientes desde las cuales surgía una fuerza transformadora, renovadora o
revolucionaria provenía de las letras del periódico El Imparcial; y que si
quería permanecer en el poder para abusar de sus prerrogativas, debía acallar
esa voz, esa palabra, esa letra. Giró entonces órdenes al coronel Evaristo
Orozco quien reunió a tres pistoleros al servicio del estado a quienes arengó: “por
instrucciones del presidente hay que matar esta noche al periodista Alejandro
Córdova”. Estos (Federico, Luis y José) alegando posteriormente que era la vida
del “huehueteco” o la de ellos, en la madrugada del 1 de octubre de 1944, parapetándose
al amparo de la obscuridad de la noche, velaron a su víctima a inmediaciones
del frontispicio de “Las Gardenias”: “Dos palabras” dijo uno de los infames, “Que
quiere amigo” la respuesta del director del diario y unas lenguas de fuego
cegaron la vida en “Las Gardenias”.
Pero el Ponce Vaides este, se dio cuenta demasiado tarde,
este hecho vil, desencadenó la revolución, la construcción de la casa nueva.
A 72 años de aquella gesta heroica… la casa nueva sigue
siendo necesidad imperiosa.
Huehuetenango, día de
la revolución, 2016.
Jacobo Árbenz y Jorge Toriello rodeados por Junta de Gobierno, oficiales y tropa poco después del triunfo del 20 de octubre. Historia General de Guatemala. |
Yo recuerdo esa casa...las gardenias situada en el barrio que me vio nacer y crecer. La Villa de Guadalupe hoy zona 10.
ResponderEliminarExactamente... por ahí en la Villa!
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