El fin está cerca
“En nuestro tiempo, la
Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia…” Juan XXIII
EL FIN ESTÁ CERCA
Por Gustavo Cano
Y muy cerca está el fin, en virtud que este 20 de noviembre
la Puerta Santa del Jubileo Extraordinario de la Misericordia cerrará sus
puertas y quedaremos de nuevo en la espera a que este acontecimiento feliz se
vuelva a vivir como Iglesia.
Me gusta correr y de vez en cuando me inscribo en alguna
competencia de esas que tienen un fin benéfico. Pero para correr los diez
kilómetros en los que me he apuntado, primero hago una serie de entrenamientos
que me lleven a bien terminar la carrera que me he propuesto: para fortalecer
los músculos, que los pulmones den el aliento necesario, que el corazón no se
rinda al esfuerzo, así como adaptarme al dolor físico y mental que está
práctica lleva implícita.
Los primeros tanes inevitablemente suelen dejarlo a uno
exhausto, como quien nada en un fatigoso mar sin playas (como dijera el poeta),
el dolor de dejar la comodidad, el dolor de los músculos durante y luego de la
faena, el dolor psicológico ante los magros resultados, hacen que uno piense y
repiense repetir la experiencia. Pero la meta está trazada y el camino de los
diez mil metros se han empezado a andar. La próxima vez ya no es tan duro y
finalmente duele si uno no sale a trotar por las mañanas.
Así veo yo este año de la Misericordia que está llegando a
su fin, como un entrenamiento en donde paulatinamente se fueron venciendo esos
dolores existenciales que se sienten en el espíritu al irse inmiscuyendo en la
común penuria humana: la enfermedad, el hambre, la sed, la indigencia, el
crimen, la muerte, la ignorancia, la ofensa, la tristeza, el pensamiento
obtuso, los que no nos aman.
La buena noticia de los finales, es que auguran un nuevo
inicio. El entrenamiento entonces ha terminado y comienza el tiempo en que el dolor
se ha transformado en gozo: el gozo de sentirse útil, el gozo de sentirse
esperanzado, el gozo de sentirse amado. Porque esa es la misericordia: la
medicina que cura los corazones rotos.
Se inaugura entonces un tiempo nuevo, un tiempo en que la
construcción del reino tomará un nuevo impulso y se hará palpable el amor de
Dios “rico en misericordia” en medio de nuestras comunidades, en medio de
nuestro prójimo. Pero claro está, este tiempo nuevo será posible, si y
únicamente sí, como el samaritano de la parábola, nos salimos de nuestra
comodidad y nos ponemos a curar al que se ha quedado a la orilla del camino.
Hagamos entonces posible que esta buena noticia, sea “la
noticia” en estos días en donde solo se escucha de nuestras miserias y no de
nuestra misericordia. Que sigamos pues, resonando como Iglesia como “palabra y
gesto de perdón, de soporte, de ayuda, de amor”
Bonita reflexión, Dios te bendiga y regale fuerzas para estas tareas y muchas mas
ResponderEliminarGracias por tus finos conceptos Ludwing... Dios lo permita!
EliminarBonita reflexión, Dios te bendiga y regale fuerzas para estas tareas y muchas mas
ResponderEliminar