MUERTE A LOS MALOS

MUERTE A LOS MALOS

Por Gustavo Cano

Finalmente amanece arrestado en el preventivo de la zona 18.

A este tenebroso centro de reclusión enviaron por orden de juez competente al joven que presuntamente atropelló a unas estudiantes de la Escuela Nacional de Ciencias Comerciales Federico Mora de la zona 7 capitalina, de las cuales una de ellas, la señorita: Brenda Domínguez de apenas quince años, luego de aferrarse a la vida, sucumbió ante la gravedad de sus lesiones.

Hace algún tiempo, iba camino de Guatemala a una reunión de trabajo con unos proveedores, con los que tenía que resolver algunos inconvenientes, dicho con otras palabras estar ahí el día y la hora acordada podría significar ganar un dinero y como dice el dicho “por la plata baila el mono”, así que salí temprano ese día rumbo a la capital del país.

A la altura de los Encuentros, más o menos a la mitad del camino, me topé con una marea humana que había bloqueado la carretera en ambos sentidos, iba en el primer automóvil que quedó varado ahí esa mañana. Entre sorprendido y asustado, me baje del carro y fui directamente a dialogar con algunos de los vecinos para que me dejaran pasar dada la importancia de mi viaje. Evidentemente fue en vano, me dijeron con cara de pocos amigos que ni carros de emergencia dejarían pasar. A mi pregunta sobre a qué hora despejarían la vía, me dijeron con menos amabilidad que a la primera, que hasta que el gobierna accediera a sus peticiones. ¡Y yo sin confesarme! (Que de seguro esto llevaría hasta el día del juicio por la mera tarde).

Con las entrañas hechas un nudo y deseando alguna peste de la antigua alianza a los ingratos bloqueadores, regresé al carro, furibundo me ganaban las ganas de embestir al tumulto y pasar triunfante hasta el otro lado, o hasta donde se pudiera, para borrar de la cinta asfáltica a los abusivos. Metí la llave, encendí el  motor, calculé la distancia, retrocedí unos cuantos metros… giré ciento ochenta grados y me fui a Panajachel, fue un día espléndido.

Tiempo después el estado en sus diversas “presentaciones” (ya que era un proyecto bipartito entre el gobierno nacional y local) impuso una obra que desvirtúa la finalidad histórica de un terreno comunitario, obviamente, sin tomar en cuenta el sentir de la población. Luego de agotar las instancias y sin tener una respuesta (literalmente sin obtener respuesta) fruto de la frustración se procedió a realizar algunas medidas de hecho como bloquear la entrada al terreno donde se llevaría a cabo el proyecto, y solo así la autoridad dio una respuesta. Respuesta que no fue la deseada; pero decidimos no llevar más allá nuestra protesta para no seguir afectando a terceros que nada tenían que ver, sino enderezarla por el tortuoso camino del debido proceso para que los responsables más tarde o más temprano paguen por depredadores. Al menos yo, sigo durmiendo tranquilo.

Ante cualquier situación de la vida, es necesario hacer un alto, revisar los pros, los contras y las consecuencias inevitables que tendrán nuestras acciones, nuestras palabras y aún nuestros pensamientos/sentimientos y como afectarán nuestras vidas y las vidas de nuestros congéneres.

A menos, claro está, que deseemos despertar tras la rejas, con la sonrisa de apenas anoche ya olvidada y cuestionando en nuestro interior la bondad del Dios resucitado en nuestras vidas.

Ahora bien ¿Quiénes son los malos? Anta la duda, mejor la vida para todos.

Fiesta de la Santa Cruz, 2017.