Panchito

“No hay mucho amor de Dios en esta parroquia. Usted lo pondrá” S. Juan María Vianney.

PANCHITO

Por Gustavo Cano

Creo que le conocí desde chiquillo, pero también es cierto que gravitábamos en torno a diferentes objetos celestes. El interés común por las verdades eternas nos hizo coincidir en el servicio de lectores en etapas más definitivas de la historia de nuestras vidas.

No se bien por qué, seguramente porque los caminos del Señor son inescrutables, pero nos hicimos amigos, a pesar de estar separados por una brecha generacional.

Encontré en un usted una persona auténtica, franca: que no busca disfrazar ni sus sentimientos ni sus pensamientos en torno a las personas y sus circunstancias; sin perder en ningún momento la alegría de compartir con ellos y ellas.

Y eso es precisamente lo que más me identificó con su persona: la alegría de la vida y de la vida que se comparte. En ese tiempo tuvimos evidentemente la oportunidad de convivir sucesos felices: cumpleaños, aniversarios, oraciones, visitas, estudios y un largo etc.; pero también infaustos: muerte, enfermedad, estrechez económica y también, cómo no, un largo etc.! Y tanto en la parte alta de la montaña, como en la parte más baja, nuestra amistad confirmada a la luz de Cristo nunca fue menguada.

Hoy con motivo de su onomástico, en que deseo que las albricias que vienen de lo alto le colmen de dicha, gracia y bendición; traigo a mi mente los pasos previos que nos han traído hasta este momento en que va adentrándose en el llamado que el buen Dios le ha hecho para que pastoree una porción de su pueblo.

Consideraré que ha sido un buen trayecto, juzgando por las porciones del camino que hemos andado juntos, porque lo juzgo feliz. Sigo descubriendo en usted, en su vida y experiencia, la alegría primigenia de esa atracción por las verdades eternas reveladas por Jesucristo, marcado indeleblemente e irremediablemente por el Amor! Palabra que se dice y escribe fácil, pero que lleva implícito el compromiso de la renuncia inclusive de nosotros mismos.

Veo a futuro y mi único deseo es que llegue a ese punto que se ha trazado: “ser el amor del corazón de Jesús” irradiando la felicidad que ese servicio genere en su vida y que este se contagie e incendie la Parroquia que más temprano que tarde le será confiada.

Se que el compromiso y la renuncia es grande, y ser fiel al amor de Dios en medio de las tentaciones que están a la orden del día en un mundo que niega a Cristo es navegar en contra corriente, pero que la oración suya y la oración de los que le queremos le ayude a caminar sobre estas aguas tormentosas para que no zozobre en el llamado radical del Jesús que nos ilumina y que está ya, a tiro de piedra.


Saludos!

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