Guatemala Cristiana
“10. Que la
religión católica, que hemos profesado en los siglos anteriores y profesaremos
en los sucesivos, se conserve pura e inalterable, manteniendo vivo el espíritu
de religiosidad que ha distinguido siempre a Guatemala., respetando a los
ministros eclesiásticos, seculares y regulares, y protegiéndoles en sus
personas y propiedades.” Acta
de Independencia.
GUATEMALA CRISTIANA
Por Gustavo Cano*
El Acta de Independencia, que este 15 de septiembre arribará a sus ciento noventa y tres años, constituye el documento mediante el cual arranca la vida de nuestra nación como una independiente. País que navegará, desde este feliz día, por la historia; en base a los impulsos que sus hijos e hijas le vayamos dando en el devenir de los tiempos. Y digo feliz porque, al margen de las diferentes interpretaciones que este hecho histórico ha suscitado en las diferentes corrientes del pensamiento nacional, es irrefutable que pasar de vasallos coloniales con sus estamentos cuasi feudales a ciudadanos (ciudadanía que aún seguimos construyendo) de esta hermosa tierra que amamos, es un salto cualitativo de dimensiones colosales.
Este documento fundacional, queramos asumirlo o no, evidencia claramente
un compromiso cristiano y como no podía ser de otra manera, católico; ya que el
primer cristiano evangélico estable, el misionero presbiteriano John Clark
Hill, llega a estas tierras bajo los auspicios de Justo Rufino Barrios en el
año de 1882; en el contexto de las reformas liberales que pretendían dejar fuera
del poder real a la Iglesia Católica.
Parece ser que el reformador tenía claro que para implantar un
estado más poderoso al que no le hiciera sombra una voz de conciencia, o al
menos que esta fuera menos escuchada, era imperativo dividir la Iglesia, para
vencerla.
Es cierto que Barrios no vio
mayor avance en este propósito; sin embargo fue una táctica más y muy exitosa
empleada en la estrategia contra insurgente implantada por el estado, durante
el conflicto armado interno, principalmente con la llegada de la Iglesia
Pentecostal fundada y promovida por muchos misioneros norteamericanos, que
privilegiaban el compromiso espiritual dejando de lado las cuestiones del
“mundo” que contaminan al hombre, lo que redundaría en un escaso interés por la
problemática social.
Ese deseo por mantenernos unidos
en la fe en el Jesucristo que demostró un privilegio singular por el marginado,
desposeído, rechazado y pobre; contrario a lo que podemos pensar, ha ido
encontrando convergencias en las ramas cristianas. Yo lo atestiguo.
De muestra un botón; en el
desarticulado, COMUDE, -Consejo Municipal de Desarrollo- (desarticulado maquiavélicamente
por la actual administración municipal); coincidimos con los representantes de
las Iglesias Evangélicas de Huehuetenango y descubrí en ellos un compromiso
incipiente en la necesidad de transformar las realidades temporales para vivir
lo que creemos.
Esta premisa dos veces centenaria
expresada por los independentistas para fundar nuestra Guatemala: conservar pura e inalterable la fe; fe que
se resume en palabras de Jesucristo en “amarás a tu prójimo como a ti mismo”,
sea la senda por la que transitemos en los diversos caminos que se bifurcan
sobre la variopinta geografía de nuestro suelo patrio.
¡Que viva Guatemala!
*Presidente Consejo
Parroquial
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