CORRUPCIÓN

“Hay pocas cosas más difíciles que abrir una brecha en un corazón corrupto” Papa Francisco.

CORRUPCIÓN

Por Gustavo Cano

Con tanto alboroto montado con ocasión de la confirmación que el estado (particularmente en los puestos más altos, pero que es un mal generalizado) está ocupado por un montón de amigos de lo ajeno (rateros le decimos por acá) la fea palabra “corrupción” ha ocupado el tiempo de los noticieros escritos, radiales, televisivos, electrónicos; pero también de la plática coloquial del parroquiano. Y uno de estos hermanos me preguntó: a todo esto ¿Qué es la corrupción? A lo que contesté con este ejemplo. Fíjese hermanito que el año pasado peregriné a la tumba del Santo Hermano Pedro y al salir compré en una de las tiendas que hay en las inmediaciones del Templo de San Francisco el Grande, unos de esos famosos dulces típicos de esa latitud guatemalteca. Los puse en mi mochila y viajaron conmigo a este valle de Huehuetenango. Cansado por el viaje, no desocupé mi mochila inmediatamente, sino hasta unos días después. Mi esposa me increpó entonces sobre semejante descuido, me dijo con voz marcada por el asco: ¿cómo se te olvidó esto acá? ¡ahora está todo corrupto! Esos mismos que apenas unas jornadas anteriores eran una explosión de colores, suaves aromas y dulces sabores, eran ahora una putrefacta masa verdosa que despedía un nauseabundo olor.

Esa es la corrupción, el proceso mediante el cual aquello que pudo ser muy bueno, se convirtió en algo muy malo. Quien hubiere osado comer semejante cosa, si no muere por la desaguisada ingesta, probablemente muere por mala atención o falta de medicinas en el IGSS!

Dice el Papa Francisco que esta práctica, la corrupción, es más mala que el pecado y que más que perdonarla, es un flagelo que hay que curar.

Pero ¿cómo curamos este bicho que corroe, roba, destruye y mata? Máxime si vemos que sus dimensiones no son las de un bicho rastrero cualquiera, sino más bien el de una bestia de siete cabezas y diez cuernos. Porque la corrupción, como dice Transparencia Internacional, es como un impuesto oculto que  hace que los productos sean más caros; crea además pobreza y exclusión porque el dinero en lugar de llegar a los más pobres, hace ricos a dos o tres malhechores; y además debilita la confianza en las instituciones. Transparencia Internacional en el estudio que realiza cada año (Índice de Percepción de Corrupción le llaman) colocó al país en el año 2014 en el lugar 115 de 175 países (o sea entre los más corruptos del mundo) y este año seguro caeremos muchas posiciones más. 

Un amigo preguntaba: Si tengo un colaborador en la casa (cocinera, jardinero, albañil) y no le pago cabal, o lo despido sin prestaciones ¿Es corrupción? O si me dan mal un vuelto (de más claro está) y me hago el loco y no devuelvo ¿Será corrupción? O si voy en mi moto sin casco, sin papeles, sin chaleco y le ofrezco una mordida al chonte ¿Será corrupción? O si pregunto al dependiente que si no me da factura sale más barato el servicio ¿Será corrupción? O si copio la tarea o en el examen ¿Será corrupción? O si compro artículos robados o contrabandeados ¿Será corrupción? O si en vez de jugar con mi hija la siento frente a la televisión, le doy el celular para que juegue, o le doy un dinero para que vaya a la tienda y no me moleste ¿Será corrupción?

En el 2006 Acción Ciudadana publicó un estudio en donde concluyó que casi el 97% de los encuestados consideraron que mejorar la educación en la casa ayudaría considerablemente a disminuir la corrupción, aunado a que también la mayoría considera que la familia es la institución que más combate la corrupción, seguido por la iglesia.

Este estudio también concluyó que la población considera que la cultura de la denuncia, de no quedar callados ante los graves (y los pequeños) casos de corrupción ayuda a combatir este delito.
Dice el Papa Francisco que “el Señor no se cansa de llamar a la puerta de los corruptos. La corrupción no puede con la esperanza” y tampoco podrá con un pueblo que se ha hastiado y asqueado con aquellos que han hecho del erario público su bolsillo personal.

Hermanas, hermanos la tarea es grande y es nuestra, comienza en casa, para que inunde nuestra calles de cero tolerancia a la corrupción y a los corruptos, a los que no hay que perdonar, sino curar y en su defecto eliminar de la función pública, mediante el voto popular.


Huehuetenango, Jueves de Corpus Christi 2015.


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