MURALLA
“Para hacer esta
muralla, trainganme todas las manos: los negros, sus manos negras, los blancos,
sus blancas manos.” La Muralla, Ana Belén y Víctor Manuel
LA MURALLA
Por Gustavo Cano
No conozco Paris. No conozco ni tengo amistad con ningún
parisino. No hablo francés. Nunca he tomado un vino francés. Creo que nunca he
usado algún producto hecho en Francia y si lo he hecho ha sido sin saberlo.
A estas alturas del día he visto como muchos han puesto su
foto de perfil con el filtro de la bandera de Francia. Y he visto también como
algunos lo colocaron en la mañana y lo han quitado en la tarde.
He leído también mucha crítica a los que lo han hecho: que
en nuestro hospital no hay suministros ni medicinas y sobre eso no se pronuncian
ni colaboran pero si sobre unas muertes a miles de kilómetros; que si no se indignó
con la tragedia en el Cambray Dos y si con esta matanza; o que más muertos hay
a diario en Siria, en Líbano, en Bagdad y otros muchos lugares, que ¿porqué
ahora si la indignación?
Sin lugar a dudas la crítica tiene su punto de verdad y por
eso es tan hiriente. Pero también es cierto que la indignación generalizada,
viral como le llaman los cibernautas, no solo es buena, sino que debería de ser
absoluta en esta parte del mundo.
Porque estamos ante un hecho; bueno uno de muchos; que; además de las muertes brutales, inmisericordes infringidas a inocentes; busca
sobre todo infundir pánico, terror para ir paulatinamente pero sin pausa ir socavando
nuestra forma de vida: la de la libertad, la fraternidad y la igualdad.
Por eso el título: “La Muralla”; que lo saco de una mención
que hace en un artículo al respecto el Presbítero José Moreno Losada; porque
ese filtro con la bandera de Francia, pues puede significar esa muralla, ese
decir que somos muchos, muchísimos los que creemos y defendemos un sistema que
pretende el desarrollo pleno de la persona humana, a pesar de nuestras
creencias y de nuestros miedos.
Porque en esta parte del mundo, aún se puede pensar
distinto, se puede creer lo uno quiera o no creer y decir o pensar lo que mejor
le plazca, sin importar si eres hombre o mujer. O al menos eso intentamos.
Por eso una muralla; como la que cantaba Ana Belén y Víctor
Manuel; sea la única que nos salve de lo que el terrorista anunciaba a estos países
de libertad, igualdad y fraternidad: “aterrorícenlos y no los dejen dormir por
el temor y el horror. No podrán ir al mercado tranquilos. Hay hasta veneno
disponible para que envenenen el agua y la comida.”
No todos somos París, ¡pero lo somos!
Huehuetenango, el día después de la matanza en París.
Yo apoyo en mi país en mi departemto en mi comunidadad, el simple echó de ser humano me hace sentir lo de otros, yo comparto el inició del comentario; pero por eso no quiere decir que me sea indiferente el dolor. Con las disculpas no comparto el blog. Y que paso con la solidaridad?
ResponderEliminarPerdón por la falta pero el autocorrector del teléfono (hecho)
EliminarComo mas o menos dijo Terencio: nada de lo humano me es ajeno. Y si, como decía mi abuelita: no se puede ser luz de la calle y oscuridad de la casa. Saludos.
EliminarLa solidaridad se comienza en casa.
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