ATLETA OLÍMPICO

¿No saben que en el estadio todos corren, pero uno solo gana el premio? 1 Cor. 9, 24

ATLETA OLÍMPICO

Por Gustavo Cano

La mañana del 12 de agosto sintonicé la radio con el ánimo de escuchar la narración en vivo de la competencia de marcha que ese día se llevaría a cabo allá en Río de Janeiro, con motivo de las olimpiadas que por esta lejana ciudad brasileña se estaban realizando. Lo hice con el recuerdo aún fresco en la memoria de la hazaña lograda por el atleta olímpico Erick Barrondo, en la ciudad de Londres hace ya cuatro años; que puso a Guatemala por vez primera en el podio olímpico.

Pensaba que la segunda medalla estaba a tiro de piedra, posiblemente una áurea, lo que haría que nuestro himno nacional sonara en esta justa, mientras la bandera subía a lo más alto… la sola imagen me sobrecogía. Lo que me hizo buscar todos los medios posibles para ser parte de este momento histórico. Busqué además está competencia en el sitio oficial de estas olimpiadas por internet, el que actualizaba en tiempo real como iban pasando los competidores a cada dos kilómetros.

Desde el kilómetro dos nuestro legionario más insigne iba ya rezagado, la banderita azul y blanco apareció como en el lugar sesenta, pero a escasos segundos del líder… en la radio decían que a partir del kilómetro 15 seguro que el marchista lanzaría el ataque… antes vino una tarjeta de amonestación, lo que me recordó que en las olimpiadas anteriores esos cartones nos habían dejado fuera de la pelea en la marcha de los 50 kilómetros, recuerdo que me fue desmoralizando un poco más. Llegó el famoso kilómetro quince y el rezago había aumentado en tiempo, ya en la radio dudaban incluso que el atleta concluiría la prueba. Finalmente a los cuarenta segundos de un francés, después de batallar una hora con veintisiete minutos y un segundo, la banderita azul y blanco ocupó el sitio 50.

Resultado que fue calificado inmediatamente como decepcionante. Y en todo sitio estalló una gran cantidad de críticas, principalmente en contra del atleta. Me pareció interesante constatar que ante la medalla ganada: no es ya de Barrondo, sino que de todos; pero ante el fracaso: este si es todo, del único medallista olímpico.
Pero lo más interesante es que las críticas más agrias surgen de algún compatriota que lo único que ha corrido es una gallina en el corral (y al que siempre le ha ganado la gallina) o el bus para llegar no tan tarde (pero siempre tarde) al trabajo.

¿Es malo ocupar el 50vo lugar a nivel mundial en lo que me dedico? Por ejemplo si yo crio pollos y estoy en top 50 de los criadores de estas aves, debo ser al menos ¡multimillonario! Pero para llegar a estar en ese lugar tan alto (los primeros 50 a nivel mundial) debí esforzarme, trabajar tan duro, entrenar tan duro, tener una ilusión tan grande, un respaldo tan significativo: como para ser el número uno, el de la medalla dorada. 


Hay muchas guatemaltecas y muchos guatemaltecos, lo sé, que están esforzándose a tope por conseguir ser el número uno. La medalla dorada está próxima: lo sé. 

Foto: antorchadeportiva.com

Comentarios

  1. Felicidades y bendiciones. Esta reflexión me motiva para seguir adelante y no darme por vencido. Ánimos.

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  2. Si no eres humilde y te crees casi Dios el momento de la derrota puede llegar. Hasta hoy lei esto pero que sucedió? Eso precisamente eso. Subio tan alto sin tener una buena base que cuando sintio la caida fue dura y si sigue sin poner los pies entre la tierra asi seguira...

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