Vida y Misión 2060
¿Cuál será el futuro de la Diócesis de Huehuetenango? Monseñor Alvaro Ramazzini
Vida y Misión 2060
Por Gustavo Cano
El presbiterio de la Diócesis de Huehuetenango
ha puesto en las manos de los fieles laicos, particularmente de los fieles
laicos comprometidos como agentes de pastoral el documento: Iglesia Católica en
Huehuetenango, Hacia una vida Plena: Proyecto de vida y misión 2060. Propuesta
que comienza con la pregunta que encabeza estas líneas, hecha por el Señor
Obispo de esta iglesia particular: ¿Cuál será el futuro? Yo me pregunto: ¿será
que habrá fe en el 2060?
En efecto, como bien apunta el
prelado en la presentación del documento de marras, es inútil querer dar una
respuesta precisa a esta inquietud; sin embargo, para poder llegar a un
destino, es importante: en primer lugar fijar este destino y a continuación
planear que ruta será la óptima para llegar allí.
Dicen los Presbíteros encabezados
por el Obispo, que el destino es la consolidación de una Iglesia autóctona,
servidora y misionera y que el camino sería pues el testimonio de Jesús para
alcanzar el Reino.
Nos toca ahora, como seglares,
asumir el reto lanzado por nuestros pastores y tratar de aclarar conceptos, enriquecer,
adecuar y adaptar, desde los planes para cada década por venir y de cada
parroquia en particular; esta reflexión que les ha consumido ya seis años, en
la que no ha habido participación del pueblo llano y que por lo mismo adolecerá
de algunas realidades que han quedado fuera del análisis y/o alcance del mismo.
Por lo que es importante que
desde las comunidades, desde los grupos laicales y fuerzas vivas de la
parroquia se abra a debate este documento para verlo, juzgarlo y actuar en
relación a las múltiples necesidades pastorales que nuestra citadina parroquia
requiere. Porque si bien es cierto hay un trabajo concienzudo detrás del
proyecto y seguramente la inspiración del Espíritu Santo; también es cierto que
la variopinta realidad diocesana hace imposible que un plan tan desarrollado
sea plenamente aplicable, a tabla raza, en todas las realidades de estos
pueblos huehuetecos. Además el Espíritu aletea de forma democrática. Baste este
ejemplo: el documento apunta que hay en la diócesis unos 26 agentes por cada
1000 habitantes; en la parroquia hay en cambio solo unos 4 agentes por cada
1000.
Se abre entonces una importante
oportunidad para que desde nuestras trincheras, aportemos aquel insumo que
puede hacer la diferencia para que la fe asumida, vivida y compartida; ilumine
todas las circunstancias que los hombres y mujeres sin investiduras eclesiales
vivimos todos los días, sean estas de índole social, política, pastoral,
filosófica o teológica.
Como apuntó el documento de evaluación del
plan diocesano 2003-2010 a nivel parroquial “un nuevo plan pastoral hay que
cuidar que se conozca, se comprenda y se asuma”. He ahí la tarea.
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