dos mil ciento noventa y una noches...

Dos mil ciento noventa y una noches...

Agarrado de tu mano, 

Sé que el horizonte visible en lontananza;

Por más ardua, agreste y sinuosa que sea la vereda que allí conduzca;

No solo es posible alcanzarlo;

Esperanza que alegra la gentil faena;

Sino que melifica todo lo que se auguraba acre!

Porque lo porvenir se refleja prístino en lo que quedo atrás,

Al menos así lo revelan los sueños que juntos hemos soñado.

¡Ítaca es la nave en la que surcamos los mares!

Importa no que sea un mar sin playas.

Así es amada...




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