Epífanes


“Antíoco penetró arrogantemente en el Santuario... una gran consternación se extendió por todo Israel” Cf. 1º. Macabeos 1, 21-25

EPÍFANES

Por Gustavo Cano

Uno de los lugares más preciosos en Chicago (y Chicago es una ciudad de muchos lugares preciosos) es el Instituto de Arte, un museo ubicado en el 111 de la Avenida Michigan, que alberga auténticos tesoros de la historia y el arte: patrimonio de la humanidad. Aunque la entrada vale la nada despreciable suma de $100!

Entre los miles de objetos que tienen en exhibición en el referido lugar de marras, me encontré con una moneda de plata del emperador Antíoco III llamado el grande, que me recordó ese filón de la historia universal referida al hoy bastante olvidado imperio Seleúcida, ese que se derivó de una de las fracciones del vasto territorio conquistado por Alejandro Magno.  

Y me recordó precisamente a ese sátrapa famoso por su crueldad con sus súbditos y vecinos conquistados a quienes hizo sentir el yugo de su poder, pero que ante el imperio romano mostro el cobre de la cobardía. Cuantos casos así: abusivo con los débiles, timorato con los fuertes.

Al ver el rostro adusto aguileño, característico de la cultura helenística, forjado en plata, me trajo a la mente la rebelión de los macabeos, a Matatías liberando a Jerusalén de la opresión de este infame que suprimió la religión monoteísta, el libro de Daniel que viendo el fuego destructor de este tirano prefiguro el fin del mundo y como no la imagen del cónsul romano dibujando en la arena un círculo alrededor del ufano conquistador de Egipto poniéndole un ultimátum: o te retiras o eres enemigo de Roma… y el conquistador se fue con la cola entre las patas a su tierra.

Me refiero a Antíoco IV llamado Epífanes, bueno más bien que se hizo llamar así “dios manifiestado” o “glorioso” (humilde el caballero), porque sus coetáneos más le llamaban Epímanes que significa “loco”.

Traigo esta historia a cuento el día de la fiesta de la Epifanía o de los reyes magos, en donde a esta hora en la casa deben de estar cortando la apetecida rosca de reyes, todos se la quieren comer, pero nadie quiere que les salga el niño! Día nefasto en que un pequeño aprendiz de sátrapa, haciendo sus primeros pinos, ensaya con violentar el orden constitucional, al hacer caso omiso a una resolución judicial. Nótese que no hago mención a que determinación de juez competente burla el nefasto, porque no importa cuál sea, el meollo está en que no obedecer los juicios del organismo judicial desmorona nuestro ordenamiento y con ello las certezas a las que los ciudadanos nos atenemos.

Días oscuros corren, como cuando el autoproclamado “dios manifestado” o “glorioso” más conocido como “el loco” se plantó a las puertas de Jerusalén con su poderoso ejército imperial para reconquistarla y acabar de una vez y para siempre con el culto al Dios de los judíos. Sus pulmones se anegaron con la bacteria patógena causante de la tuberculosis y antes de poder levantar la mano en contra de los hebreos: murió.

Que Dios que recorrió estas arenas y vio estas sombras siga animando la voluntad y la ilusión de los hombres y las mujeres que velan por el sempiterno bien común.

Huehuetenango, día de reyes 2019.



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