Amar en clave de coronavirus
Amar en clave de Coronavirus
Por Gustavo Cano
-Toque de queda,
dicen, ¿qué será eso vos? –La verdad ni idea, mano, pero dicen que si uno está
en la calle después de las cuatro ¡derechito al bote! –Está jodida la cosa mano:
Ayer no vendí ni maíz paloma. –Y
hablando de maíz, está carísimo, hasta Q3 están pidiendo por la librita mi
carnal. Y si no vendemos ¡no comemos! Más fácil veremos a Jesús de la buena
muerte, por hambre que por la enfermedad venida de China –Y eso que decían que
lo chino no servía, en cambio, ésta, para matar de hambre o de asfixia salió
buena la hija de yegua. –Más bien hija de murciélago, pero a cómo van las cosas
tendremos que hacer lo mismo que los chinos: lo que se mueve, se come; que uno
por amor a los hijos hasta hipnotiza cascabeles.
-Bueno señoras, dicen
que por amor, ese amor ridículo a las hierbas y a la tierra que pisan nuestros
pies, ustedes y sus tilicheros de merolicos me hacen el menudo favor de irse
mucho a la fregada madre, aprovechando la mega plaga del Covid-19: dejan de
Interrumpir el paso, afear la calle y servir de guarida a toda clase de
forajidos. Además son ya incontables, como plaga, que día a día toman por asalto
una calle: un merolico se balanceaba sobre la acera de una calle y como vieron
que nadie alegaba fueron a traer otro merolico, dos merolicos se balanceaban
sobre la acera de una calle y como vieron que nadie alegaba fuero a traer otro
merolico… así hasta mil o sabe quién ¡hasta donde! -Pero jefe, ya lo dijo
usted, ese amor es ridículo, un amor barato que no exige nada y da todo; el
amor nuestro, es al chiris que tiene la panza vacía, que al final del día exige
mucho y agradece poco o nada, pero nosotras las nanas queremos ese poco o nada,
porque lo nuestro es ver que crezcan y sean de bien. Su amor entonces ¿es el
ridículo, o el que compromete, el que duele?
-Dicen que vino de
Italia, pero yo se bien que vino de España como bien se que el vino de Italia
es mejor que el de España, porque en la universidad fui a un par de clases para
catar vinos, así podía pedir con propiedad en el viaje que me di por las
Europas, este año tenía planeado viajar, pero con estas revoluciones del
Coronavirus ya quien sabe si habrá mundo para fin de año. –Pero de quien jodido
me estás hablando mi lady y ya bajale dos rayitas a tus humos, que la palabra
vino la usas solo cuando me decís aliviada: “si me vino” –Tan abusivo que sos
vos pisarrín, pero no tiene la culpa el indio sino uno por hacerlo su casero,
de quien voy a estar hablando princeso, si no ha de ser del abuelito de la
vecindad que se fue con pinta la semana pasada, el de la casa de vuelta –Oh el
del virus ese. –Si cállate que mega oson para la familia, pero bueno eso al
final del trasto que remedio, pero lo mero mero feo, fue que lo vinieron a
traer los de salud, la hija no estaba y ya no se despidió de él, así despedida
literal mano, porque en el hospital no dejaron que lo visitaran, solo les
avisaron que había palmeado y parece que los mismos de salud lo fueron a
enterrar así sin funeral ni velorio ni nada. La hija no para de llorar a su
papá. –Juelagran y no es para menos vos, si a mi madrecita, mi viejita linda
que está ahora mismo en la casa planchándome los calzones, le pasara algo
similar y si fuera yo el responsable de llevarle el virus, púchica… me
enloquecería.
-Aló vos ¿Ya fuiste a
ver a tu traidita mano? Jeje o ¿le tenés miedo a la tira? –Hablamos más tarde vos,
que con el toque de queda seguro que no estás haciendo ni del dos, en cambio yo
ahorita mismo estoy mensajeando con mi amorsote, así que hace sho. Tututu.
Huehuetenango,
post-apocalíptico, 2020.
#QuédateEnCasa
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