INMACULADA

 “Un bebé es un ser que se queda dentro durante nueve meses, en los brazos por tres años, y en el corazón hasta que mueres.” -Mary Mason.

 

INMACULADA
Por Gustavo Cano

 

-Yo ni sabía que estaba embarazada. Le dijo Inmaculada con su voz chillona a la monjita que le recibió en la casa de acogida. No pudo evitar que le rodaran gruesas lágrimas saladas por sus rollizas mejillas.- ¿Porqué llora hermana? ¿No es bendición estar esperando un hijo de las entrañas? Al menos así oí que decían en un programa de la radio. Aunque no se bien que es entrañas, pero debe ser algo de la panza que es lo que he sentido que me crece, aunque ni sabía porqué. Hasta que mi mamá me llevó al centro de convergencia y se me vino el mundo encima. ¿Qué pasará conmigo madrecita? Sabe, tengo miedo. Tengo miedo de la oscuridad. No me vaya a apagar la luz, hermanita, porque a la hora del canto de la lechuza: llega el marido de mi mamita a tocarme y hacerme cosas. Eso desde la piñata de los diez años. Que ilusión tenía hermanita por mi piñata, fue de las Chicas Superpoderosas, estaba bien contenta, invitamos a mis mejores amigas de la escuelita, mi abuelita hizo un pastel y mi tío que vive en Los Ángeles mandó pisto para mi vestido, yo era Bombón, la piñata Burbuja y el pastel Bellota, aunque el dibujo del pastel no se parecía mucho a Bellota, pero era lógico, a la abuelita le tiembla bastante el pulso. Pero ese día de mi piñata, que decepción: mientras discurría el conticinio llegó él. Ella, mi abuelita, también lloró ayer que vino a verme y oí que dijo al cielo: siempre le dije a esa patoja burra que su marido era maligno, malo como el diablo que quemaron en la víspera del santo de mi muchachita. Bueno, está a la vista que no lo quemaron. Dice el doctor, viendo en una tele que solo rayas muestra, que el niño nacerá para diciembre, ¿sería lindo que naciera el mismo día que yo, no le parece madrecita? Pero ¿lo tendré que llamar Inmaculado? ¿Suena raro no cree hermanita? Este año habían anunciado que el convite estaría amenizado por los Conejos, fíjese madrecita, ese si va a ser un convite de los meros fuertes. Creo que me lo voy a perder porque mi prima que tuvo un su nene hace un año, se encerró totalmente, bueno la encerraron que no es lo mismo. Y acá hermanita, ¿me van a encerrar? Pienso que algo muy malo he hecho, aunque yo no hice mayor cosa, mejor dicho, me hicieron. Yo tengo miedo a la obscuridad hermanita, no me vaya a apagar la luz, porque cuando el pueblo estaba más callado llegaba ese diablo, como le dice mi abuelita, y cuando se iba finalmente, me sentía sucia en medio de la negra noche. Yo les decía a mis amigas de la escuela, a las que ya casi no veo, porque la escuela cerró por la enfermedad, que este año por mi santo número trece vendrían Los Internacionales Conejos, risa les daba y me preguntaban que porque andaba medio panzoncita. Decía para mis adentros, sin saber que le decía al nene: envidia me tienen. Ni sabía que estaba embarazada. El doctor dijo algo que aún me tiene pensando, dijo: para diciembre, si no es que lo aborta. ¿Qué es eso de abortar madrecita? Suena feo. Eso me recuerda a Boris, el niño de la vecindad que me invitó a un helado, el de la carreta me miró feo y cuando me entregó la nieve y su barquillo me rozó la mano y recordé la obscuridad. Me da miedo la obscuridad madrecita, no me vaya a apagar la luz. Ya no acepté el helado. Dice la hermana del Boris que este lloró al llegar a casa, me reclamó feo la niña y eso que dice que siente celos de él porque parece que le quieren más a él que a ella. Y así sentí a mi mamita, hermanita, como con celos porque su marido me embarazó entre el ocaso y el alba. Porque así se embaraza uno verdad madrecita. ¿O yo haría algo malo? No me apague la luz madrecita, que me da miedo. Lástima que las Superpoderosas solo salvan al mundo antes de dormir, de seguro a mi se me arruinó el mundo cuando ellas dormían. Pero, no llore madrecita. Inmaculada es mi nombre, si lo sabe verdad…

 

En el municipio de Huehuetenango, entre enero y octubre de este año se reportan 162 niñas embarazadas entre los 12 y los 17 años.