29 de Noviembre
“sin más, se
desvaneció sobre los rosales”
29 DE NOVIEMBRE
Por Gustavo Cano
En nombre de mi adolorida madre, de mis hermanos; de mi
abuelito, de mis sobrinos; de mi prometida y el mío propio; quiero
patentizarles mis más sinceras muestras de agradecimiento eterno, por las
innumerables muestras de cariño y afecto recibidas ante la inesperada partida
de nuestro padre de familia Arnoldo Cano Recinos.
Si de alguna manera tendríamos que calificar a mi papá,
bastaría decir que el hombre era un tipo buena onda, puro corazón, puro amor.
Dicen algunos (y dicen bien) que fue un perfeccionista, que
fue un buen contador, que fue un buen locutor, que fue un excelente trabajador,
que fue un buen político, que fue un buen marido, un extraordinario padre y un
abnegado hijo; y si bien todo esto es cien por ciento cierto, lo que identificaría
plenamente a mi papá era su sonrisa franca, su mano tendida, su abrazo sincero
y la disponibilidad de apoyar siempre al amigo, y en innumerables ocasiones
hasta el enemigo.
Era un hombre que amó y que amó en la medida justa, o sea
sin medida. Amó a su esposa con quien estuvo casado por cuarenta y cuatro años
y siempre que se le preguntaba al respecto agregaba más cuatro años de novios,
más dos años de amigos… e iba más allá diciéndome: mijo fui un tonto al no
haberme casado antes. Amó a sus hijos y ese amor lo tradujo en constante enseñanza, en constante guía, aún a
costa de su salud, a costa de su bienestar. Amó el trabajo y amó esta tierra de
los Cuchumatanes, no porque fuera muy grande o muy pequeña, porque fuera muy
rica o muy pobre, el simplemente amó esta tierra porque es tierra nuestra. Pero sobre todo amó a Dios, pero no a un Dios
intelectual o de ritos vacíos, sino a un Dios vivo, a un Dios que se adora con
el testimonio, porque mi padre era un hombre bueno. Con la pérdida de este
hombre nuestro pueblo pierde a un hombre respetable de la comunidad.
Hay mil y una anécdotas que contar de la vida de mi padre, pero
yo me limitaré a esta: un día me dijo
con entusiasmo (al verme cabizbajo y meditabundo)¡Gustavín nos ganamos la
lotería!, yo le pregunté feliz (porque siempre me ha gustado la plata) que de
cuanto estábamos hablando? Él me dijo: mijo de millones! Extrañado, ya que
nunca compró un número de lotería, le pregunté que dónde estaba toda esa plata?,
me dijo, señalando, en la cabeza y en las manos… mijo si quiere progresar, hay que esforzarse,
trabajar por ello, porque en la vida no hay cena gratis.
Es cierto mi viejito logro muchas cosas en todo lo que emprendió,
logró respeto, reconocimientos, títulos, méritos, pero nunca perdió el
entusiasmo por tomar la escoba y decirnos, donde se trabaja, se come, se duerme
y vive tiene que estar limpio.
El legado de mi padre de familia es enorme, pero yo
identifico en mis hermanos algunas herencias puntuales: a mi hermano A. le dejó
su espíritu práctico y el apostolado por el trabajo; a mi hermano J. su
sensibilidad social y el apego por la familia; a mi hermano S. le ha heredado
sus sueños; a mi hermano C. su espíritu aventurero y emprendedor; a mi hermana
Claudia su carácter aguerrido y a mí me ha heredado la ingrata tarea de
despedir a nuestros muertos.
Papa, puedo hoy recitarle con total confianza, aquella
poesía que tanto le gustaba:
“amé, fui
amado,
El sol
acarició mi faz
Vida nada me
debes
Vida estamos
en paz”
Amadísimo Señor, te entregamos a don Arnoldo Cano Recinos,
con el corazón partido, seguros que le llamaras por su nombre, seguido de
Bendito de mi Padre, apresúrate a gozar de la fiesta de tu Señor, porque los
talentos que te fueron dados los pusiste todos a trabajar para la construcción
de un mundo mejor.
Con la fe puesta en que un día nos reencontraremos y
resucitaremos en cuerpos gloriosos; la felicidad será tal, que este sufrimiento
será como una hoja arrastrada por el viento, puedo decir
Descansa en paz, Arnoldo Cano Recinos, larga paz a tus huesos.
Apreciado Gustavo Cano:
ResponderEliminarRecientemente me he enterado del inesperado fallecimiento de su señor padre don Arnoldo Cano, por quien ruego a Dios nuestro Padre lo tenga en un lugar privilegiado del cielo y desde allá pueda animar con su oración el sufrimiento de cada uno de ustedes.
En la distancia me uno espiritualmente a usted, a su mamá y a sus hermanos y le prometo mis oraciones para que este momento de dolor pueda ser consolado por la esperanza que nos da saber que Jesucristo nos ha prometido salvarnos de la muerte y hacernos participar de la vida que no tiene final, cuando nos promete: "el que cree en mi aunque haya muerto vivirá" dice el Señor.
Cierto y convencido que en momentos como éste las palabras no son capaces de llenar el vacio que deja una persona amada, junto a la fragilidad que pueda experimentar nuestra fe, es también real y verdadero que el ligamen que nos une a quienes se nos adelantan en el camino de la vida, se percibe más fuerte y profundamente espiritual, en una dimensión que solamente la podemos equiparar a la del amor humano. Así fue la vida de su papá, una vida unida a un inmenso amor por su esposa y por sus hijos. Un profundo amor a Jesucristo y la Iglesia, y cuando una vida como la de don Arnoldo se resume en la experiencia de amar fielmente, no puede sino extenderse más allá de las fronteras de la muerte, pues para el amor la muerte no es una frontera ni mucho menos una barrera, sino la evidencia que existe una posibilidad de vida más allá de cualquier limitación humana y natural. Esto nos da la fortaleza de saber que don Arnoldo, como dice el prefacio de difuntos: "porque ha creido y esperado su vida no ha terminado sino se ha trasformado en una vida espiritual..." y ahora usted y familia deben estar seguros que él está más cerca que nunca, más fiel que siempre, y mucho más dispuesto a amar, porque ahora ve, contempla y experimenta el amor de Dios que no tiene limites; de éste amor él participa, y de este amor quiere a ustedes su familia amada hacerlos participar...
De nuevo mis muestras sinceras de solidaridad espiritual y la promesa de mis oraciones. Hoy que me entere celebre la misa con la intención particular porque don Arnoldo este reposando en los brazos del Señor como premio a una vida ejemplar, y también porque ustedes puedan encontrar el consuelo en las promesas del Señor.
En Cristo
P. Orville Morales
Estimado amigo Gustavo:
ResponderEliminarAyer, verdaderamente consternado, me enteré por la prensa del sensible deceso de nuestro entrañable amigo don Arnoldo.-
Parco como soy para escribir, y por el profundo sentimiento de pesar que me embarga, hasta hoy puedo hacerlo con la mente mas o menos serena, por lo que le escribo éstas pocas líneas.-
Su papá, de los pocos verdaderos caballeros que aún quedan, me distinguió con su amistad y confianza desde el momento en que tuve el honor de conocerlo y fue reciproco, me incliné a darle todo mi afecto porque era una persona que verdaderamente lo merecía, era así de fácil estimarlo y apreciarlo en todo lo que valía, humana y empresarialmente.-
Me queda el muy agradable recuerdo de haber estrechado muchas veces su mano sincera y compartido risas, alegrías y alguno que otro pensamiento filosófico y serio, recuerdo que llevaré hasta el día que nuestro Señor me ordene viajar a su encuentro.-
Mientras tanto, reciban usted y toda su muy apreciable familia las muestras de mi mas sincera condolencia y tengan la seguridad que oraré porque nuestro buen Dios los llene de resignación y les haga recordarlo como el excelente hombre y padre que fue en vida y se gocen sabiendo que, desde la casa del Señor, él estará con ustedes eternamente.-
Con todo mi afecto
Jorge Hernandez R.
recordando la partida del tio, un saludo en la eternidad de nuestros recuerdos y recordando los buenos momentos de felicidad y amor que nos prodigo
ResponderEliminarQue Dios tenga a don arnoldo en su santa gloria.. yo trabaje en la bodega de la librería me llamo Leon Alonso trabaje en año 1998
ResponderEliminarFue un buen patron nunca se olvida personas como el
ResponderEliminarSaludos Leon Alonzo! Bendiciones mil.
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