VACACIONES ESTUDIANTILES


“Se necesita mucha fuerza y mucha perseverancia para conservar la honestidad que debe de surgir de una nueva educación que rompa el círculo vicioso de la corrupción imperante.”  Aparecida 507

VACACIONES
Por Gustavo Cano

El tiempo de vacaciones que se extiende de mediados de octubre a mediados de enero, debe de ser, sin lugar a dudas, el tiempo más feliz en la vida de los estudiantes. Recuerdo que en mis años mozos este período de tiempo lo empleamos con mis hermanos y amigos del barrio a bicicletear por recónditos y secretos senderos de la campiña huehueteca: la Federal o Canxac; a jugar “chivo al bote”, a las escondidas, cincos, beisbol, o si se descuidaba el guardián, una chamusca en el Calvario; pero cuando mejor nos tocaba íbamos al río con mi papá y nadábamos en aguas heladas y cristalinas, almorzar ateridos moras silvestres y regresar a casa ya con el sol puesto.

Era tiempo en que la educación era más bien memorística, que la capital de Vietnam, que como se saca la raíz cuadrada, que el sujeto tácito, la conjugación de los verbos irregulares y las reglas de la ortografía o la gramática. Aprenderse el canto a Tecún Uman, la Jura a la Bandera, el Himno, un poema a la madre y mil cosas más. ¿Feriados? Los estrictamente marcados en el calendario y deje usted de contar.

Ahora estos esquemas han sido superados y se enfocan en el crecimiento integral y los aspectos oníricos del estudiante, he leído por ahí. Pregunté a algunos egresados de diferentes niveles sobre estos tópicos y la sorpresa es que la mayoría (superior hasta por cuatro con relación a la minoría) no me pudo contestar absolutamente nada de esto. Pero ni tan sorpresa, porque según los datos publicados en la página web del Ministerio de Educación, en el departamento de Huehuetenango, apenas un 18.9% de los graduandos del 2012 aprobaron el examen de lectura que pasa el ministerio en cuestión y solo un 6.6% el de matemática.  Puesto en otras palabras, de cada diez graduandos ocho prácticamente no saben escribir, comprendiendo muy poco, de lo poco que leen y solo uno de cada veinte tiene un buen desarrollo de su capacidad numérica.
Bien sabido es por todos que la llave para alcanzar niveles de desarrollo humano, está en la educación, no solo la formalidad de esta, sino en la calidad. Por lo que se hace imperativo que se revisen a conciencia estos parámetros y como comunidad educativa (padres de familia, educandos, educadores y el estado) cerremos filas en pos de una educación que realmente forme en conocimientos y valores si es que realmente queremos ir superando los graves rezagos que flagelan a nuestra sociedad, particularmente en los estratos más marginados.


Pero, mientras nos ponemos de acuerdo ¿Qué podemos hacer? Primero, incentivar la lectura de nuestros jóvenes, invertir en libros o utilizar las olvidadas bibliotecas públicas. Y en segundo lugar, pero no por eso menos importante, acceder en internet a cursos de formación como el que brinda la Universidad de San Carlos en www.hightechgt.com/usac u otros similares, para que el futuro inmediato de nuestro Huehuetenango, sea mejor.

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