Inmaculada Concepción

“Las mujeres…, esperan lograr que su dignidad humana sea mejor y correctamente conocida” GS. 9

INMACULADA CONCEPCIÓN

Por Gustavo Cano

Almorzamos un buen churrasco a la sombra de unos pinos centenarios en medio del bosque de Xetenam, aderezado por historias de coyotes que, entre otras cosas, hicieron que uno de los lugareños pernoctara en la copa de uno de estos árboles.

En la mesa principal, estábamos los adultos, principalmente los llegados de fuera; en un lugar más abierto, los jóvenes; cerca de la parrilla la mayoría de las mujeres ayudando al joven que asaba la carne; ya en campo abierto jugando pelota los infantes (que hacían mayoría)  y mortificando a unos cangrejos de río, apostando el meñique, los de la más tierna edad.

Sin embargo, había una discordancia. A la par mía estaba sentada una jovencita muy simpática, con cara de niña y tez morena, que olía a flores del campo, con ojos muy redondos y muy negros de pestañas muy largas. Al verla, no pude evitar pensar que así de inocente, de pura, de guapa, debía de verse la Virgen María, por allá en la plenitud de los tiempos. En el destello que sigue al parpadeo, cegado por la claridad meridiana de un sol pleno, le presentí un niño entre los brazos, supuse alguna muñeca.

Entable conversación con ella, me contó que era de una comunidad de Malacatancito, que quedaba cerca, como a dos horas caminado de allí (solo así se puede llegar), que ya en un rato se irían para que no les agarrara la noche en el trayecto y fueran a ser asustadas por los mentados coyotes; que el río estaba un poco crecido, pero que lo pasarían sin mayor contratiempo y que recién había cumplido las quince primaveras. En esas generalidades estábamos, cuando unos niñitos: una de ocho años y otro como de uno se le acercaron. Les juzgue hermanos. El nene era de cabellos dorados, piel canela y ojos color de miel. Se lo colocó en el regazo y le amamantó.

Al verme estupefacto, pasmado, me dijo: “este es mi nene, acaba de cumplir un añito, ¿está mono verdad?” Le pregunté por el papá del nene. Me dijo que el señor (una década más grandecito que ella) embarazó a otra patoja casi en simultáneo y que se esfumó, algunos dicen que se fue para el norte, pero hay otras versiones que dicen  que vive por ahí cerca, con otra patoja.

Según datos del Área de Salud de Huehuetenango, solo en los primeros cinco meses de este año, se han reportado 462 casos de niñas de entre 11 y 15 años embarazadas, con casi ninguna denuncia, pese a que los embarazos en menores de 14, se consideran todos, fruto de una violación.

En esta fiesta de la Inmaculada Concepción, en donde celebramos a una mujer joven, pobre, de la orilla del mundo conocido en ese entonces, quiero traer esta historia verídica a nuestros sentidos; para que como Iglesia denunciemos esta cultura del silencio, machista y marginadora, creada no solo por los hombres, sino que también por muchas mujeres y configuremos nuestra sociedad al estilo de Dios, que no dudó en confiar en una mujer inmaculada su proyecto crucial, para la salvación de nosotros los hombres.

¡Que bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción!



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