BISIESTO
BISIESTO
Por Gustavo Cano
Un amigo que me fue a buscar en estos días desaforados del
fin de año me confió que tenía pena por este 2016. Intrigado por su aflicción
inquirí sobre el asunto: Las abuelitas de antes, me dijo cabizbajo, decían que
los años bisiestos traen muchas desgracias. Y como va la fiesta a estas alturas
del año, pues nada bueno nos podrá traer el año nuevo. ¿Y cómo van las cosas
pues mi amigo? Pregunté para saber un poco más sobre su sentir. Pues ya ve,
nuestro Huehue está en la calle de la amargura, sin espacios públicos libres donde
irse encontrando uno con sus vecinos, con sus amigos, donde las familias
coincidan y se distraigan. Sin servicios públicos eficientes: empezando por el
agua, cada día más racionada, la energía eléctrica brillando por su ausencia en
los momentos más especiales, el transporte público en trapos de cucaracha, los
cada vez más grandes y frecuentes atascos viales, sin contar las calles que
están pedazos regulares y pedazos en pedazos, anegados de basura y drenajes a
flor de tierra. Por si fuera poco dicen que la municipalidad quedará muy
comprometida financieramente y que su margen de acción será muy escaso. Pues la verdad, es que ha dicho verdad amigo,
le confirme con tristeza.
En el mensaje de la jornada mundial por la paz que celebró
este primero de enero, el obispo de Roma, nos hace un llamado apremiante para
que nos demos cuenta que la paz más que un obsequio, es un premio… Premio que
se gana, que se conquista trabajando decididamente por ella. El amigo que me
expresó sus inquietudes sobre el futuro inmediato acertó (según mis
apreciaciones) en el peligro inminente de un quiebre social importante en la
vida de nuestro municipio, en virtud que el ya deteriorado tejido social se ha
visto ferozmente acosado por una autoridad municipal que se ha olvidado del
mandato legal que tiene de velar por el bien común de los estresados
ciudadanos.
La vida, la convivencia social se hace cada día menos
agradable, fruto de la escases de iniciativas que la generen y propicien. Evidentemente un
período de transición tan largo, desde las elecciones hasta el traspaso de
gobierno es definitivamente malsano.
Si no se trabaja en aras de ir reconstruyendo estos espacios
vitales que han sido robados al colectivo, es altamente probable que
efectivamente el 2016 sea un año de quiebre. Y eso no es bueno para nadie. Por
lo tanto es importante que para conquistar la paz, venzamos la indiferencia.
A las nuevas autoridades el llamado a que convoquen
inmediatamente a todos los sectores y fuerzas vivas de la sociedad para que
juntos encontremos caminos por los cuales vayamos transitando como pueblo para
que finalmente conquistemos la añorada paz y la felicidad. Esfuerzos aislados
tendrán resultados muy exiguos y las tareas pendientes son titánicas.
Este año bisiesto será de alegrías y bendiciones, siempre y
cuando nos esforcemos por así lograrlo.
Feliz año… a pesar de ser bisiesto.
Huehuetenango, día de
Reyes 2016.
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